¿Cómo
empezar de la mejor manera un segundo día de la Wave Gotik Treffen? Si estas acampando en el Agra tenes muchas opciones de desayuno y almuerzo, desde comida
vegana, china, italiana, la tradicional salchicha y tantos otros manjares. Pero
una de las opciones más pintorescas, con la cual decidí arrancar mi nuevo día
de festival, es, sin dudas, la aldea medieval que está a unos metros del
camping. Se trata de un amplio lugar donde viven personas todo el año, visten a
la usanza medieval y tienen montones de puestos de venta de los más variados
objetos, escudos, espadas, disfraces, capas, bastones, huesos de animales,
pieles, alas de hadas, ¡de todo! Y no sólo. También podemos probar variedades
de manjares antiguos, tomarnos una copa de hidromiel en sus diferentes
variedades, comer frutas secas y dulces exóticos traídos de todo el mundo,
gozar de música y espectáculos antiguos, aprender a usar el arco y la flecha y
ver algún caballero desnudo corriendo por el parque. Así fue justamente mi
mañana y mi tarde soleada en la aldea medieval.
Después de
un día de relax y sabores exóticos, llegó el momento de encaminarme hacia el Werk 2 Halle y gozar de los recitales
del día. Tengo que admitir que fue uno de mis lugares preferidos para ir a
escuchar bandas, con dos espacios de shows simultáneos, una larga entrada llena
de mesitas y puestos de cerveza al aire libre, entre paredes de ladrillo a la
vista. La primera banda de la noche, fue el grupo alemán Passion Play, en la última presentación en la historia de la banda
que se despidió de los escenarios. Fue un show increíble que nos transportó a
través canciones míticas como Caught by
the Nails o Down to you, siempre
a través de la inolvidable voz de Justin
Stephens. Con lanzamiento de ropa interior de fanáticas, concluyó el show
de una banda que realmente se hará extrañar en la escena dark mundial.
La noche en
el Werk llegó a su final a través de
una de las bandas míticas de la historia del Goth: Skeletal Family. Este grupo de West Yorkshire, Inglaterra, formado
en 1982, disuelto poco después y vuelto a formar en el 2002, sigue siendo
liderado por la divina Anne-Marie Hurst.
Con sus mechas fucsia y su voz intacta, Anne nos brindó un show enérgico
saltando al ritmo de clásicos como The
night, Promise land, This time o She cries alone.
Después de
una noche de tan buenas bandas, no podía irme a dormir así como si nada, más
aún porque un plan realmente diferente me esperaba para esa noche. Tengo que
admitir que casi sin querer llegó a mis manos un vestido de vinilo de oferta que
me permitió cumplir con el plan, de lo contrario, no podría relatarles lo que
sigue. Es que ustedes deben saber que todos los años en la Wave Gotik Treffen
se realiza una especial fiesta fetichista, la “Obsesión bizarre”, dónde hay un
preciso código de etiqueta para acceder: cuero, vinilo, latex o vestimenta
“kinky”, “glamour”, “burlesque”, “drag, o “gotik erotik”. ¡Quien no acata la
regla, se queda afuera! Ustedes no se imaginan la cantidad de personas que vi
rebotando en la entrada del Volkspalast,
hasta amigos darkys que estaban bastante producidos, pero no lo suficiente. Sé
que ustedes, después de leer lo anterior, imaginando lo que puedo haber visto
en ese lugar ya estarán revisando las fotos en búsqueda de situaciones
grotescas. Pero lamento defraudarlos, las cámaras estaban totalmente prohibidas
en el lugar. Lo que sí les puedo decir es que se podía ver de todo, desde
personas enfundadas en vinilo, con correa y elementos de sadomasoquismo, gente
que vestía solamente cintos, franeleos, alguien lamiendo zapatos, disfraces
eróticos y escalofriantes, una muchacha que en tetas y con boina y tiradores
puestos, les lustraba los zapatos a todos los hombres de la fiesta. Todo esto
en el lugar más alucinante al que se puede asistir a una fiesta que hace años
funcionaba como palacio municipal de la ciudad de Leipzig: se trata de un
edificio antiguo y circular, con columnas griegas, dos pistas de baile y un
reservado llamado “la habitación del dolor”, dónde se imaginarán lo que se
puede hacer y ver, con todos los elementos de tortura que se imaginen. A pesar
de tanta libertad sexual, hay que admitir que los alemanes son muy educados y,
pude permanecer sola bailando por dos horas (mis amigos se fueron a
experimentar en carne propia el “pain room”) en las pistas sin tener ningún
tipo de problema y sin que nadie intente propasarse o hacerme invitaciones
osadas.
Realmente
como mujer nunca me sentí tan libre como en Alemania, donde pude vestir un
diminuto vestido de vinilo, pintarme los labios y ojos de negro y salir al
mundo a simplemente existir, sin tener preocupaciones por ladrones, violadores
o acosadores. Amé bailar sola toda la noche, amé no sentir el ojo crítico
ajeno, amé hacer lo que realmente se me cantaba. Si hubiera querido pasear
desnuda, sabía que nadie me iba a importunar. Hay que admitir que tienen un
tipo de apertura mental a la que tanto nuestro país, como Italia, Estados
Unidos y tantos otros lugares están a años luz de distancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario